Construyo la alacena, esa en que se guardan los recuerdos,
los más bellos, esos recuerdos inolvidables, los que merecen la pena ser
almacenados cuidadosamente para tener el privilegio de disfrutarlos una y otra
vez. Y es que la vida es clara y te va marcando inicios y finales de una manera
tan significativa, que si tratamos de seguir historias donde ya no hay camino,
o nos hacemos castillos en el aire, o somos masoquistas empedernidos. Lo ideal
es decir adiós, tomar ese puñado de tesoros y guardarlos en lo más profundo
del corazón con la mejor de las
actitudes, ya que en un futuro se
transformarán en gran sabiduría que hará más fácil y ligeros nuestros pasos.
Aromas y colores de tiempos que se fueron
Recuerdos que atesoro cual oro entre mis manos
No existirán rencores que manchen su belleza
Los limpiare de polvos que puedan ensuciarlos.
Hoy suelto las amarras y vuelo en libertad
Soy pluma, soy paloma cruzando inmensidades
No interrumpas mi paso, no quiero tus excusas
Hoy quiero liberarme de asuntos terrenales.
Me abriga un cielo limpio, apacible y sereno
No habrá jamás más rejas, que aprisionen mis alas
Hoy me deshago toda, de mis antiguos sueños
E invento sueños nuevos que abriguen mis mañanas
Cruzando inmensos valles anegados de luz
Bajo la tibia esencia de protección divina
Con la brisa que suave me brinda sus caricias
Voy soltando serena mi firme despedida.