No dejes que la rosa de tus sueños se marchite,
no permitas que los ventarrones del cansancio
y de las malas voluntades la derriben.
Riegala con el fresco rocio de la esperanza,
con el calor de un abrazo y la luz de una sonrisa.
Y sobre todo fortalece sus petalos con el amor y la fe
en nuestro señor Jesus, El nunca nos deja de su mano!
Jamás dejemos de soñar Betty.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por tu visita.